03 septiembre 2008

Soy tan desastre que no tengo fotos de casi ninguno de los miembros de la familia uruguaya (habrá que solventar eso antes del regreso) pero sí de Iván, que no por ser el último en llegar tiene menos importancia.
Este ecuatoriano aterrizó a primeros de julio en Montevideo para acompañarme a la hora de comer y hacer que nunca se me olvide a que país pertenecen Las Galápagos. Unos cuantos momentos de cine, domingos de feria, cenas, buceo entre montañas de libros, cervezas y excursiones dan para que las conversaciones salgan de las paredes de la oficina y llenen las calles y los recuerdos.
Es artífice de una de las frases gastrónomicas que todo el mundo debería emplear: "Yo sabía que esto tenía que existir" (dígase frente a algún plato nuevo o un sabor recién descubierto, con cara de maravillamiento y sonrisilla de gula)
Hemos descubierto juntos que lo del realismo mágico no es un invento literario de Gabriel García Márquez, sino que se manifiesta en los lugares más insospechados de cualquier país, ciudad o redacción periodística de agencia internacional... ejem.
Aún le quedan unos cuantos días a septiembre para seguir disfrutando de su compañía y los aprovecharemos.

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